Tengo días con cosas en mi cabeza, y es que
a menudo (y no sé sí a ustedes les pasa) sucede
que perdemos el enfoque de lo que hacemos,
simplemente nos volvemos automáticos y actuamos
por default.
Me he estado cuestionando sobre muchas situaciones
que he visto, y no puedo expresar lo confundida que
termino, porque decimos amar el bien pero siempre
hacemos el mal, y hablo por mi misma cuando digo
que por más que queramos hacer lo correcto, en algún
momento, por más que tratemos de evitarlo, hacemos el mal.
El mundo nos enseña que los extremos son malos,
que comer mucho engorda, que no trabajar te hace
un flojo, que trabajar mucho te puede enfermar,
que darle mucha importancia a las cosas es malo, no
hacerlo también, entonces tratamos de buscar una "medida"
justa para las cosas,pero esa regla no aplica con Dios,
porque definitivamente sólo le damos unas horas,
algún día de la semana, algún rincón del día, pero
su palabra dice:
"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo
tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—.
Éste es el primero y el más importante de los mandamientos.
El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como
a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen
toda la ley y los profetas."
Todo por definición se entiende como "cosa íntegra, o que
consta de la suma y conjunto de sus partes integrantes,
sin que falte ninguna"
Personalmente yo lo traduciría como ama al Señor tu Dios
con cada uno de tus pensamientos, con la integridad de lo
que eres, con cada área de tu vida... Y no sé, pero para
mi eso suena a un extremo, habla de la totalidad, sin falta,
entonces alguien debe estar equivocado, Dios nos pide
una totalidad, fin faltante...
Piénselo.
En la ciudad e la que vivo ha estado lloviendo, me encanta
porque puedo disfrutar de mas de una taza de café por la mañana.
-Abbie
No hay comentarios:
Publicar un comentario