miércoles, 24 de septiembre de 2014

TODO

Tengo días con cosas en mi cabeza, y es que 
a menudo (y no sé sí a ustedes les pasa) sucede
que perdemos el enfoque de lo que hacemos, 
simplemente nos volvemos automáticos y actuamos
por default.

Me he estado cuestionando sobre muchas situaciones
que he visto, y no puedo expresar lo confundida que
termino, porque decimos amar el bien pero siempre
hacemos el mal, y hablo por mi misma cuando digo
que por más que queramos hacer lo correcto, en algún
momento, por más que tratemos de evitarlo, hacemos el mal.


El mundo nos enseña que los extremos son malos, 
que comer mucho engorda, que no trabajar te hace 
un flojo, que trabajar mucho te puede enfermar, 
que darle mucha importancia a las cosas es malo, no
hacerlo también, entonces tratamos de buscar una "medida"
justa para las cosas,pero esa regla no aplica con Dios, 
porque definitivamente sólo le damos unas horas, 
algún día de la semana, algún rincón del día, pero 
su palabra dice:
 "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo
tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—.  
Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. 
El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como 
a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen 
toda la ley y los profetas." 

Todo por definición se entiende como "cosa íntegra, o que 
consta de la suma y conjunto de sus partes integrantes, 
sin que falte ninguna"

Personalmente yo lo traduciría como ama al Señor tu Dios 
con cada uno de tus pensamientos, con la integridad de lo 
que eres, con cada área de tu vida... Y no sé, pero para 
mi eso suena a un extremo, habla de la totalidad, sin falta, 
entonces alguien debe estar equivocado, Dios nos pide
una totalidad, fin faltante...

Piénselo.





En la ciudad e la que vivo ha estado lloviendo,  me encanta
porque puedo disfrutar de mas de una taza de café por la mañana.




                                                            
                                                                                                        -Abbie

lunes, 1 de septiembre de 2014

Membrillo

¿Quién no ama las nubes en un cielo azul?

¿o ver los montes cubiertos de un verde tan
vivo que pareciera que los árboles hablan...?

¿Alguien se ha puesto a pensar en que lo que
diariamente vemos no es tan sólo nuestra forma
de transformar lo que ya en su momento era perfecto?

No sé ustedes, pero últimame, y espero no sonar mal,
la ciudad me parece tan gris, tan insípida, tan llena de 
tanta gente y a la vez tan vacía...

Este fin de semana tuve la oportunidad de visitar un
pueblo en la sierra de Querétaro, el lugar se llama
"El Membrillo", no tendrá más de 400 habitantes,
pareciera estancado en el tiempo, donde la gente
aún camina kilómetros para ir a la tienda, donde
el tener un auto es de los mejor posicionados y donde
las jefas de casa caminan hasta el molino del pueblo
para preparar su mezcla para las tortillas. Vi niños jugar
con los borregos y trepar a los árboles, abuelitas atizar
las hornillas y a señores cortar leña, un lugar donde las 
nubes te saludan desde abajo...


¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a pensar que lo
que nos parece tan cotidiano no es más que nuestra versión
de una perfección que ya existía?


Esta semana se trato de un café de Etiopía, regalo de cumpleaños, tan solo así...



                                                                                                      -Abbie